miércoles, octubre 04, 2006

Curita editorial

Jeff Crouch "Band-Aid"

En los viejos tiempos, y conforme a las sanas costumbres de la dinastía Chang, al cliente que se salía del camino, al que no se comportaba a la altura de la familia, lo encontraban a la mañana siguiente con una densa nube de moscas en la boca. Pero los Hermanos Chang son algo así como el brazo progresista de la familia, y tienen una máxima que repiten cada vez que el caso lo amerita: “Mejol pequeño escalmiento… que cliente muelto”. Será por aquello de que cliente muerto no paga. Así que, cuando el negocio no marcha tan bien como debería, ocurren los “pequeños escalmientos” como mecanismo disuasivo para evitar la etapa del “cliente muelto”.

Los Chang sacaron sus cuentas y balances y se sentaron a discutir sus columnas del Debe y el Haber y llegaron a la conclusión de que el negocio se les estaba relajando más de la cuenta. Que la Juguetería de los Hermanitos Chang los había perdido (a miembros de familia, empleados, clientes, a todos) en una nebulosa colorida y emotiva. Y ya el resto de la mafia comenzaba a burlarse, se corría el rumor de que los Chang estaban perdidos de sensibleros, que habían aflojado la cuerda porque ya no eran los mismos.

Así que llegó el día en el que se presentaron los mismísmos Hermanos Chang en la tienda y -ante nuestra mirada atónita- a fuerza de patadas voladoras, golpes de kung fu, bastonazos y hasta lanzamientos de rayos energéticos que les salían disparados por los ojos iban destruyéndolo todo mientras repetían: “¡Se acabó juego de niñitas, ahola fáblica de culitas!”.

Y nosotros aterrorizados, cubriéndonos detrás de la caja registradora y la máquina de bolitas de chicle de colores, respectivamente, nos aventuramos a preguntar: “¿Una fábrica de curitas… y eso para qué?”. La respuesta nos helaría la sangre: “Empleado habitual… es cliente potencial”.

Entendimos una vez más la grandeza, la clarividencia de los Chang, la sutileza de su crueldad. El nuevo negocio era redondo. A partir de ese instante todos íbamos a padecer una serie de pequeños accidentes domésticos: cortaduras con papel, laceraciones de dedos con los cuchillos de la cocina, picaduras de animales hasta ahora inofensivos, desgarramientos de las partes más delgadas y frágiles de la piel. Y nada mejor para esas pequeñas heridas que una curita. Nosotros las fabricaríamos para el uso de la clientela, pero también para el uso del propio personal.

Llamamos a todos los involucrados, explicamos la nueva dimensión del negocio y pedimos colaboración. Algunos accedieron por las buenas, con otros tuvimos que apelar a los pequeños escarmientos. Nada que no se curara con una curita.

Curitas para los pellejitos fuera de lugar, curitas para fijar la aleta nasal desprendida de nuevo a la cara, curitas para proteger la sensibilidad de la carne viva del dedo huérfano de uña, curitas para ponerse por fuera, curitas para rellenar algunas cosas, curitas para cicatrizar heridas internas. Curitas con sabor a chocolate, a fresa, a caramelo con extra de sangre. Curitas con texturas de piel fina, de pelos, de osito de peluche, de labios húmedos. Esta es la Fábrica de Curitas de los Hermanos Chang, donde siempre habrá alguna que le sirva, donde no le tememos al reciclaje, la única a la que Ud. llega sano y salvo pero saldrá herido y con varias puestas.

José Urriola y Fedosy Santaella (Capataces)

6 Comments:

Blogger Ramón Salazar said...

Quien no haya usado una curita, que tire la primera piedra y si le pega a alguien mejor para el negocio. Felicidades por el nuevo negocio.

4:46 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Felicidades por su nuevo negocio, creo q este negocio estara mas visitado, realmente el de la jugueteria no estaba dentro de mis intereses. Solo les pido q patenten una curita para las heridas del alma y si es efectiva les aseguro se haran millonarios, avisenme, les aseguroo q sere la primera en correr a comprala. Bye, bye. Elvia.

4:59 p. m.  
Blogger Ophir Alviárez said...

Buena idea esa de la "curita para el alma", aunque pensando mejor, qué tal una curita antropófaga, te la pones en el brazo -estilo parche de nicotina- y se va comiendo el corazón poco a poquito, así ni corazón, ni alma, ni heridas...

;)

OA

10:53 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Que descubrimiento! Historias y cuentos, de los bien escritos. Encantada de toparme con ustedes

11:26 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Que descubrimiento! Historias y cuentos, de los bien escritos. Encantada de toparme con ustedes

11:26 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

las curitas son adictivas, pues, las pequeñas heridas son las que sobran. Menos mal que pertenezco a una época en que las curitas existen, y si son de chocolate, mucho mejor...

9:41 a. m.  

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